domingo, 16 de octubre de 2011

Dia 27 :: Tranvia

Sábado 15 de Octubre de 2011

Después de haber visto a lo lejos el Continente Africano y conocer por primera vez el Mediterráneo, me pregunte a mi mismo; ¿Qué mas hay por hacer en este pueblito? Nuestra guía (la biblia de Andalucía; le llamamos así porque nos ayuda a encontrar todo jajaja) decía que lo mejor de Tarifa era su castillo y que aparte de esto no había mucho más que hacer…

Todo mundo seguía dormido, así que decidí ir en busca de la Iglesia de San Mateo; punto clave de Tarifa. Me di un baño vaquero (lave mi cara y cepille mis dientes) y emprendí camino al antiguo casco. La caminata fue corta; cruce la Puerta de Jerez (entrada principal al casco antiguo y con forma de arco musulmán) y al final de unos de los callejones del pueblo encontré la calle Coronel Moscardo. Ahí, entre restaurantes y pequeños negocios note la copula de San Mateo. Entre a la iglesia me senté frente al altar y admire con atención cada uno de los detalles que decoraba la casa del Señor.

Estuve ahí media hora; tome un par de fotos y luego me regrese al hostal. Camino al hostal compre un par de postales y una pieza de pan caliente; no pude resistir la tentación. Cuando subí a mi habitación todo mundo estaba listo para ir explorar la ciudad; no me quedo de otra hacer mi recorrido de nuevo. Tomamos café frente San Mateo, comimos unos ricos mazapanes de canela y chocolate, y entramos a la iglesia de nuevo.

Después un “bocadito” de lomo; mis compañeros compraron un par de cervezas y se fueron a darse un chapuzón a la playa. Yo me senté en la arena y contemple el mar. El gusto no me duro mucho, pues se soltó un “levante” y me baño de arena. Como vi que nadie se quería salir del agua, les dije adiós y me fui a caminar. Encontré una pastelería y me compre un pedazo de TRANVIA; pastel típico de la región. El tranvía es un pastel compuesto tres tapas (galletas como las doraditas de la tia rosa). Entre las tapas tiene crema de nata y por encima chocolate oscuro.

De repente escuche :: ¡Se come con las manos! ¿Perdón? ¡QUE SE COME CON LAS MANOS! Fue lo que me dijeron un par de personas que vieron que estaba batallando con el tenedor. ¡Qué oso! Jajaja (Les digo; todo mundo en todas partes te observa cuando eres extranjero.) Empecé una pequeña plática con estas personas (un anciano, una muchacha francesa y un señor que vendía boletos de lotería). Me dieron la bienvenida a Tarifa y me contaron un poquito sobre él.

Nunca había disfrutado tanto de un pedazo de pastel como lo hice el día de hoy. Estaba tan rico, y más porque me lo comí con las manos jajaja. Miento, estaba tan rico por que tenía un sabor a chocolate indescriptible. Saben, se sintió tan bien estar solo rodeado de extraños, con una rica tarta y un tasita de café con leche… Fue así que termino mi aventura en Tarifa. Pues después de tal festín; me reuní con mis compañeros y tomamos el autobús de vuelta a Cádiz.

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